Vagón Azul Editores

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Somos una editorial Independiente que hizo su primera publicación en el año 2007, desde entonces hemos iniciado la publicación de libros variados.

Poesía 15/10/2023

Gracias por su visita, lea poesía. 🌹

¿Onstan las Hierbitas?

Se destruye el cuerpo/

sobre sus ruinas/

se erige el poema.
Los que conversan conmigo
intempestivamente cambian
creen que no me doy cuenta
más descubro su doblez
su respiración corrompida los delata
y parpadean en la hendidura inasible del tiempo.

Corre del fuego/de la llamarada fiera/ del pasto incinerado/corre de mi deleite al mirarte/con mis ojos paganos.

Me percato
quieren lastimarme
me pongo en guardia
salgo de prisa a la calle
me alejo del influjo de sus grandes pupilas.

Se desliza la tarde con el pecho trizado/ vertiginosa noche triunfante devora la luz/ Un pájaro espía desde un árbol hecho de sombras/ y aún canta.

La calle ha sido silenciada
la tarde es un papel arrugado que alguien arrojó al piso
es la tullida sombra de las casas de adobe
de los árboles que no soportaron la sequía viendo mi espanto
es la oscuridad que carcome los tallos encostrados en esta ciudad.

Ahuyentar a los cuervos que se posan en las ventanas de las escuelas, de los impecables cuartos rectangulares que aplastan el genio de los niños.

¿De dónde vienen las aves gigantes que se posan en el techo de esta casa?/ ¿Por qué se alimentan de la inmundicia que sale de ese agujero?

Una parte de mí se da cuenta
que soy tragada por la demencia
que no se puede fijar la mirada en el vacío
que no se puede repetir una sola palabra tantas veces
Tiempo tiempo tiempo
tiempo tiempo tiempo…
ni permanecer con la boca abierta
ante el asombro del aleteo de una mariposa
ni escuchar tan nítido el tamborilear de mi corazón.

Es una alucinación haber partido cuando las huellas del pozo ciego se instalan en el centro del timo y en la radio mi tía Carmencita Lara Capristán canta “El árbol de mi casa está muy triste porque se ausentaron ya las aves. Pero algún día las veré volando errante por el mundo y en un segundo la que es mía cogeré”. Y el recuerdo del carraspeo de papá, zarandea la mesa con el teclear imperativo de la máquina de escribir y me lleva a la Casa Vieja.

Tengo miedo algo terrible sucederá en este instante
tengo miedo algo terrible sucederá en este instante
tengo miedo algo terrible sucederá en este instante
ni un solo pensamiento debe girar tantas veces

¿Quién está sentada cabizbaja en una silla, en aquel oscuro corredor de la muerte? / ¿quién es esa mujer que escabulle su rostro del mío y espera su condena entre penumbras con los ojos llenos de pus? /¿por quién mi corazón se apiada y la abrazo en perdón?

Recetaron pastillas verdes, blancas y celestes
tengo miedo algo terrible sucederá en este instante
una más grande que otra, diferentes horas
temprano para perderse en la niebla
tengo miedo algo terrible sucederá en este instante
en la tarde para aturdir a los pájaros
tengo miedo algo terrible sucederá en este instante
en la noche para huir desbocados
al sutil escenario donde seremos proyectados.

Cuando afloren las canas puedes voltear la mirada, apreciar los escombros dejados, las ramas secas de invierno, los caminos con mala hierba, las casas sin balcones cubiertos de maleza.

Puedo distender lo que contiene el grito, podría desistir de controlarme y echar a correr, dejar que explote el dolor, que me esquile, que me tumbe.

Receta para zombi
zumbidos en mi cabeza
receta para explotar mi corazón
taquicardia
alguien está mordiendo mi cuerpo.

Una mujer frota una vieja muñeca por el lado izquierdo de mi cuerpo, estoy muy aturdida, la aparto. Me dice, aún falta frotarte otra muñeca en la parte derecha.

La música de los Destellos de Enrique Delgado suena en el tocadiscos a los bosques me interno yo/a llorar mi soledad…/ huir a los bosques… ¡¿cómo se huye de una ciudad incendiada?!
tengo miedo algo terrible sucederá en este instante

¿Entonces dónde hallaremos los campos de rosas?/¿en qué camino se extraviaron las campesinas con sus alforjas de hierbas? /¿en qué lugar anidan los racimos de tréboles que alumbran la noche y suplen a las estrellas ?

Estás cuesta abajo
estás cuesta abajo
hierbitas hierbitas
aférrate a la hierbitas
toronjil, coca, matico, hierba buena, romero, sábila, ma*****na.

¿Onstan las hierbitas?

https://zoilacapristan2.blogspot.com/?fbclid=IwAR31Sgyarh7j0I1POUeP4b6JNlAjRrslMDMQXlpo1dKnv2T0DeujyA75-24

Poesía  Tras las vidrieras de la tienda he contemplado el devenir de la gente: niños pájaros deslizando el viejo aro de la bicicleta en las pendientes de las polvorientas calles. Campesinas con olor hierba buena que adornaban sus cabellos con ganchitos de plumas de pavo real. La señora de Nieves y su i...

Palabras que reservo para las tinieblas» Zoila Capristan. Por: Rubén Quiroz. Filósofo y escritor 31/08/2022

Publico el vídeo que contiene la crítica literaria del Filósofo y escritor, Rubén Quiroz Avila, realizada este año a mi libro «Palabras que reservo para las tinieblas», en el Diario Expreso. Reitero mi agradecimiento a tan noble gesto.

Palabras que reservo para las tinieblas» Zoila Capristan. Por: Rubén Quiroz. Filósofo y escritor ¿Cómo contar nuestra propia historia personal y familiar, sin caer en la egolatría, banal y egoísta? ¿Cómo apelar a la poesía para que pueda narrar los claro...

Las reservas manifiestas de la poeta Zoila Capristán 09/04/2022

Gracias al diario La República a Miguel Ildefonso y a Fernando Carrasco, por la noticia literaria, referente a mi libro Palabras que reservo para las tinieblas, aprecio su lectura, su tiempo y el valor inconmensurable que representa hablar en estos tiempos de poesía. Un espacio imprescindible en los medios de comunicación que sirve de puente entre los poetas y los lectores.
DIARIO LA REPUBLICA
CULTURAL
Las reservas manifiestas de la poeta Zoila Capristán
Visión. Su nuevo libro, Las palabras que reservo para las tinieblas, hurga la memoria de una familia y el drama social del país.
La poeta Zoila Capristán nació en Cajamarca y radica en Lima. Estudió Ciencias Contables y Derecho en San Marcos. Coeditó Tráfico. Revista de literatura; creó la editorial Vagón Azul y, aparte de publicar en antologías como Morada poética y Punto & aparte. Muestra de poesía hispanoamericana, codirigió el documental Leoncio Bueno. Entre el fusil y las rosas.
Su primer libro, Bajo cero, fue el descenso órfico en donde la voz poética desde la compleja urbe alcanzaba a hurgar la memoria familiar, bebiendo en ese fondo las verdades más profundas de la existencia. En su nuevo libro, Las palabras que reservo para las tinieblas (Vagón Azul & Montacerdos), en una edición de tapa dura, con un preludio y tres secciones de 51 textos, nos hallamos entre las ruinas del país, alrededor de una casa familiar al norte del Perú, en un pueblo llamado Chilete por donde cruza el río Jequetepeque y, encima de él, un puente rojo.
Esta vez la voz es más intensa, que denuncia las injurias nacionales en un panorama, por ratos, dantesco: “La ciudad voraz se destruye/ a vuelo de pájaro/ los escombros colindan con mi habitación/olor a carne agusanada penetra por la hendija/ zumban las moscas en mi rostro/miedo de mover mis huesos”.
Es la crónica sensible de un pueblo que trata de salvarse de la peste del sarampión; es, también, el testimonio de la lucha, el dolor y la violencia, bajo el trasfondo histórico del cambio político y económico del Perú a inicios de los años 70. Esa conmovedora voz, que nos remite a Spoon river de Edgar Lee Masters y a Pedro Páramo de Juan Rulfo, recoge ahora el coro trágico de la esperanza: “Ahora hablamos solo con gestos; las palabras se reservan para las tinieblas”.
Microcosmo y vida social
Pero esta historia de enfermedad social y heridas del alma parte desde una casa: “Mi casa tenía un árbol de espino/ que prodigaba espinas para reventar pus de mis heridas/ nunca dio frutos/ pero fue madre adoptiva de los tordos y las chilalas”. Es una casa convertida en ausencia, y la poesía está para eso, para recuperarla: “Después de años transité por la casa de mi mamá/ella quiso limpiar mis huellas/ derribó las paredes de quincha donde inhumé tormentos/ mi casa no existe/ mi casa solo está en mi memoria/ en la fotografía”.
Capristán sabe conjugar los dramas individuales y del microcosmos familiar con los cauces sociales. Como señala el escritor Cronwell Jara en el prólogo, la poeta adopta del arte cinematográfico técnicas como la cámara en lente panorámica, el travelling, el close up y el flash back, tal como vemos en esta prosa: “Campesinas con olor a hierba buena que adornaban sus cabellos con ganchitos de plumas de pavo real. La señora de Nieves y su inseparable b***o blanco cargado de plátanos manzanos y pepinos”.
No se trata, sin embargo, de un nostálgico relato, sino de un cuestionamiento. La simbología de la “sagrada familia” es el tema de debate, pues no todos los lazos son de sangre y hay muchas heridas. Es la metáfora del país, al que hay que recuperar o reconfigurar: “Quedaré cubierta de mariposas/y las estrellas que me arrebataron/una a una volverán a mis ojos”. La vida, en ese proceso, es una constante lucha de recuperación: “Descorre los cierres de la piel/ansía ser feliz/ volverás a intentarlo una y otra vez/una y otra vez”. Y en esa lucha colectiva participan personajes como Panchita, el cura, Agapito, la Profeta, el Hombre en Llamas, la señorita Consuelo, los mineros y los camioneros.
Estamos entonces en una utopía de recuperación (sanación y renacimiento) de una familia o un país, que las palabras reservadas para las tinieblas nos devolverán al salir a la luz, a la luz de la poesía: “Todo germinará en su estación/ en su imaginación cuántica/la tierra lo mostrará/lo empujará desde su entraña/y lo descubrirá ante nuestros ojos/ llegará/pues la tierra nos hará renacer”.
https://larepublica.pe/.../poesia-las-reservas.../...

Las reservas manifiestas de la poeta Zoila Capristán Visión. Su nuevo libro, Las palabras que reservo para las tinieblas, hurga la memoria de una familia y el drama social del país.

Palabras que Reservo para las Tinieblas, de Zoila Capristán, Julio 2021, Bicentenario del Perú. 26/11/2021

Del libro Palabras que Reservo para las Tinieblas,
el poema: Diamantes, Cocos y Nudos
Golpeo mi cabeza en las esquinas.
─Balancéate casita de madera, camisa de fuerza protégeme de mí.
Que no suban las serpientes por mis piernas y no aviven los secretos de la Casa Vieja y me hablen de la familia.
─¡Orfandad!
Con un pabilo en las manos bosquejo figuras entre los dedos diamantes, cocos y nudos, desgarro los recuerdos de aquel patio de nube, el fugaz nido del ave azul y el gallinazo que atiza con sus alas mis pesadillas.
En un baúl de cartón han escondido las tijeras, voy a arrancar mis trenzas y mis uñas, con dunlopio haré una muñeca sin corazón.
─ ¡Mutila, mutílate, mutílalo!
Plánchalos con una docena de golosinas diazepan, muéstrale la soguilla en su cuello y se columpie a las 3.33
─Hay que aquietar la voz que ordena asesinar, mostrarle la bondad desde el interior.
─Y en la mesa ahuecada un cadáver es despedazado en cuatro.
https://www.youtube.com/watch?v=WDmgwAPa0-k

Palabras que Reservo para las Tinieblas, de Zoila Capristán, Julio 2021, Bicentenario del Perú. Del libro Palabras que Reservo para las Tinieblas, el poema: Diamantes, Cocos y Nudos Golpeo mi cabeza en las esquinas. ─Balancéate casita de madera, camisa...

Palabras que Reservo para las Tinieblas de Zoila Capristán. 26/10/2021

Reseña:
Palabras que Reservo para las Tinieblas de Zoila Capristán.
El hallazgo del sentido poético de la vida.
Autor: David Antonio Abanto Aragón
🌹
Nombrar
lo que se lleva dentro
el árbol
hojarascas
corteza mía
Carolina O. Fernández.
No queremos cazar la Noche
Palabras que reservo para las tinieblas (Vagón Azul editores & Montacerdos, 2021), publicado en una hermosa edición con tapa dura y sobrecubierta, está conformado por un preludio y tres secciones con cincuenta y un composiciones de impecable factura, cinceladas por el lenguaje descarnado, áspero y sin concesiones, que ya pudimos apreciar en Bajo cero (Vagón Azul editores, 2010) su primer poemario publicado. Todas las señas de su escritura que están presentes en esa opera prima, en este nuevo poemario, libro fascinante, desgarrador y tierno a la vez, llegan al paroxismo poético en la consolidación de una estética, cuyo título, Palabras que reservo para las tinieblas, no deja de ser una extractada declaración poética.
indescifrables signos eran conjurados en los calendarios lunares donde el designio de mi historia fue pactada un remolino mezcló hojas secas y plumas de tuco en el centro de la plaza de Chilete los vi ondulantes perderse atraídos por el profundo hoyo del Talalán
(Preludio, p. 19)
Sus composiciones desacralizan tiempos como la infancia; espacios como el hogar; instituciones como la familia, las relaciones filiales y nos muestran la vida siendo la vida misma sin moralejas con un lenguaje que está constantemente en evolución y nos permite abismarnos en esos otros mundos que también son nuestro mundo, extraviarnos en otros tiempos y lugares, encontrarnos y reinventarnos a través de las palabras, a pesar de todo.
En la Casa Vieja también se filtró aquella nube negra. Una bocanada aspiró a mi hermana Nelly otra la tomé yo. Las dos ardíamos con más de 40 grados de fiebre, ella por tener 6 años se batía encolerizada, yo tenía 1 año y era devorada por la tinieblas.
Pero ella fue la Elegida, entonces le escuché decir:
—Mamá ese Señor de negro me llama… está enterrando pelos en mi boca. Dile que no lo haga.
Mamá la recostó a mi lado; sus formas de ser alado se tornaron rígidas y sentí el rigor mortis atravesar mi piel.
—Un cuerpo se hace funesto son el alma dentro de él.
Mamá vuelve la mirada furiosa y me increpa:
¬¬—¿Por qué no fuiste tu?
(Peste p. 24)
Esas palabras reservadas para las tinieblas brotan desde una oscura animalidad (caos potencialmente cosmos, desorden anhelante de armonía) y desnudan un canto continuo con el que sobreviene el sentido poético genuino, por ello mismo, estremecedor de toda una vida en halo de poesía. Son la mejor expresión de la poesía que sale de la oscuridad dispuesta a ganar la luz. En su largo recorrido se nutre de todo lo que encuentra a su paso, que la hace más sólida y permanente. Ello proviene del vitalismo radiante de Zoila Capristán y la cruda honestidad de su palabra poética, rebosantes de esa clase de memoria que tonifica y acrecienta el amor a la vida. Por eso, como ha sabido señalar Cronwel Jara en el prólogo del libro, su palabra no se queda en la mera queja o denuncia, su propuesta consiste en ser creación, porque «es sobre todo poesía, y más que eso es poesía, al fin, con belleza y esperanza. Con esperanza e ilusión de futuro» (p. 11).
Un día papá dijo que ya era hora de bautizarme. -Ya va a cumplir 10 años, pronto irá a colegio. Vino la madrina Elvira de Trujillo trayendo zapatos nuevos y un hermoso vestido blanco. Partimos a la iglesia con papá y mis padrinos, la tía Albina, el tío Roger, hermana Maruja. Mamá no quiso asistir.
El sacerdote Rebaza hizo un ritual para bendecirme, era su mirada azul límpida, como de un recién nacido. Escuché orar a los pájaros y su plegaria se posó en mi alma.
¿En qué ojos me posaré cuando esté herida?
En sus ojos me posaré.
(¿En qué ojos me posaré cuando esté herida?, pp. 32-33)
La memoria de los hombres es frágil, sin embargo tenemos la palabra con aliento de vida que perdura.
(Murciélago, p. 46)
Aquí conviene insertar una distinción sutil que existe entre la nostalgia y el recuerdo. La primera se basa en vivencias que nos causan desazón, pena, vacío interior (saudade según el idioma portugués: sentimiento de lo perdido que nos acongoja). Y esas vivencias nos afectan porque, al vivirlas en el pasado, no llegaron a realizarse cabalmente, por diversos motivos. Diferentes son los recuerdos no dictados por la nostalgia, sino por la presencia constante del pasado en nuestro presente, en tanto este es producto de aquel.
Mi casa tenía un árbol de espino
que prodigaba espinas para reventar pus de mis heridas
nunca dio frutos
pero fue madre adoptiva
de los tordos y las chilalas
de los pájaros que allí hacían sus nido
de los gallinazos que me visitaban por las tardes
sin que nadie se percatara.
Después de años transité por la casa de mi mamá
ella quiso limpiar mis huellas
derribó las paredes de quincha donde inhumé tormentos
mi casa no existe
mi casa solo está en mi memoria
en la fotografía.
(Mi casa en fotografía, pp. 51-52)
En Palabras que reservo para las tinieblas los recuerdos irrumpen para renovar el asombro frente a los acontecimientos que parecen imperceptibles cuando uno los experimenta y que al volver sobre ellos uno aprecia con mayor luminosidad. Por lo demás, recordar también permite pensar en otros temas que podemos vincular o no con nuestro origen. Son asuntos que se nos pierden, muchas veces, por estar concentrados mirando muy de cerca nuestra cotidianidad sin percatarnos de su origen en el pasado. Enhebrando imágenes poéticas por encima de la charlatanería y la polarización incide en lo más alto que nos queda, en ese impulso humano hacia la reflexión y el conocimiento.
Hilvané día a día las horas para después izarlas como velas en un bote a la deriva, anduve y desanduve el pasadizo espinosos de la casa vieja, no hay un solo lugar donde asirme, ni un hermoso recuerdo para esquivar los precipicios.
—Las cicatrices se abren cada cinco segundos.
(Partida de nacimiento, p. 54)
En las composiciones de Palabras que reservo para las tinieblas esos recuerdos (tristes, desgarradores, incisivos y dolorosos, en muchos casos, pero también entrañables, en otros, pero siempre honestos y apasionados) implican una asunción adecuada del pasado, conformado este por vivencias que lograron cristalizar cuando ocurrieron y que alimentan para siempre nuestro corazón (consideremos que etimológicamente recordar es volver a pasar por el corazón e implica mucho más que tener a alguien o algo en la memoria), llenándonos de energía vital para «cazar» esos instantes de felicidad/infelicidad que tal vez no supimos apreciar.
No hay lazo de sangre que nos una
los días que pasaron abrieron la herida
es el cuadro de la Sagrada Familia
el que se hereda de apellido en apellido
y en silencio obligado permanece la víctima.
—Descoseré mi boca, hablaré por los que callan, he de mostrar el horror, han de saber que detrás del jardín de una casa existe la habitación del espanto.
—Han de declararte paria.
(Sagrada Familia, p. 56)
La voz poética predominante en Palabras que reservo para las tinieblas se refugia todo el tiempo en las palabras para crear de modo espléndido su propia luz. Se trata de deshacer la criatura que habita dentro de nosotros, deshacer la condición de criatura, invirtiendo el proceso de creación con las palabras.
—Esa noche seres extraños vinieron en mis sueños, me senté en primera fila del gran teatro, ellos se sentaron a mi costado, se abrió el telón, vi muchos instrumentos musicales y concertistas; tocaron sinfonías más bellas que las de Mozart o Wagner. La música desvaneció mi cuerpo y no sentí dolor. ¿Quién los envió?, ¿quiénes son? Peregrinos que aún me visitan mientras duermo y tocan melodías de otros mundos.
(Lago negro, pp. 64-65)
—Ayer soñé con mamá, su casa era solo de carrizos, el barro que cubría la casa vieja ya no estaba, el piso era inclinado y quebrado. Miré al techo vi las nubes. Temblorosa y asustada se aferró a mi abrazo.
Sin encontrar la salida nos acariciamos la frente convencidos que ya no hay retorno, que nuestra piel jamás volverá a ahogarse en el río, que la celda donde me desnudan es un lugar seguro, que las flores de plástico tienen aroma, que el crujido de las puertas de hierro es el cantar de los pájaros.
—Ahora solo hablamos por gestos; las palabras se reservan para las tinieblas.
(Un letrero que indique la salida, pp. 70-71)
La palabra es su capullo, la acogió, la acunó y dotó su vida de ilusión que ahora emerge (cual crisálida transformada en mariposa) para devolvernos un atisbo de esperanza en estas tinieblas en las que nos encontramos, en medio de una crisis sanitaria mundial que entristece y angustia.
Al partir me llevo
el espíritu cálido de la mesa de madera en casa de Maya
el aroma de Pacay de Tanita
los cuentos infantiles de la señorita Consuelo
el fantasma de mi padre escuchando pasillos
las mascotas y nada más.
—No pudieron secar la miel que destila mi corazón, ni devorar el aura de los picaflores que sobrevuelan sobre mi cabeza cuando camino sola, ni arrancar las alas de las mariposas monarcas que me acompañan cuando los Jueces llaman para declararme inocente del as*****to.
(Mamá Vendió La Casa, pp. 75-76)
Por ello, aunque pareciera que Palabras que reservo para las tinieblas nos ubica ante composiciones que no buscan ser fáciles de entender ni buscan agradar haciendo concesiones, hay una claridad elemental en ellas que rompe toda resistencia para aproximarnos a través de sus versos, como quien se acerca a una película (Cronwell Jara destaca acertadamente los nexos de la poesía de Capristán con el lenguaje cinematográfico), a los sentidos de su forma de ver y valorar la vida y el mundo.
En cada persona habita
su infancia
su perro
y juguetes que cobraron vida.
Y un papá
y una mamá que marcan
con rosas o con hierro
para siempre.
(Voz, p. 79)
No existe ánimo de inventar otra realidad
solo estirar la mirada.
(Mundo paralelo, p. 90)
En esa línea, suscribimos las palabras de Miguel Ildefonso cuando afirma que Palabras que reservo para las tinieblas «es la magistral voz personal de una poeta que hace de la poesía ese lazo fundacional de una nueva estirpe, aquel que nos une, aquel que cura y que vuelve la herida en esperanza y la imaginación en nuestro gran instrumento de supervivencia»
Un niño tiembla a mitad del muelle
mira las olas por hendijas de la madera
—El miedo lo paraliza
su mamá le ordena cantar
y mirar hacia arriba
hacia las nubes.
—Es cuando el niño es iluminado.
(A mitad del muelle, p. 106)
Incrustar la mirada en sus grandes ojos
arrullarla para que su aliento no cese en mi vientre.
Y que ignore el cadáver descompuesto.
Que no sepa la espina que me vulnera
ni la voz que aún queda haciendo eco en el pecho.
—La infinitud del universo cabe para amarla.
(Signos del cuerpo, p. 108)
Lograr dominar el ritmo del corazón
el perfecto latir
sístole
diástole.
Lograr dominar el ritmo del corazón
sol
la
si.
Dejarse llevar por el sentido del viento
por el danzar de las cartas celestes
por las olas y la ley ardiente del sol
hoy
no desesperar
todo germinará en su estación
en su imaginación cuántica
la tierra lo mostrará
lo empujará desde su entraña
y lo descubrirá ante nuestros ojos
llegará
pues la tierra nos hará renacer
Soy Diosa.
(La Tierra Nos Hará Renacer, p. 109)
La poesía de Zoila Capristán es ajena a las palabras acobardadas, nombra con coraje lo que nos asusta o nos amenaza y al hacerlo, como solo la poesía sabe, lo conjura. Su palabra no cede al miedo y sus mil caras, nos recuerda que nada de lo que no somos capaces de decir desaparece. Heredera de los sabios mensajes infinitos de nuestras tradiciones poéticas mantiene vivo su mensaje imperecedero para revelarnos como seres de palabra y memoria.
¿Entonces dónde hallaremos los campos de rosas?/¿en qué camino se extraviaron las campesinas con sus alforjas de hierbas?/¿en qué lugar anidan los racimos de tréboles que alumbran la noche y suplen a las estrellas?
Estás cuesta abajo
estás cuesta abajo
hierbitas hierbitas
aférrate a las hierbitas
toronjil, coca, matico, hierba buena, romero, sábila, ma*****na.
¿Onstan las hierbitas?
(¿Onstan las hierbitas?, p. 115)
Palabras que reservo para las tinieblas nos muestra que la poesía no es un escape de la realidad que nos aísla del mundo, sino una de las formas más elevadas a través de la cual mantenemos nuestra esencia humana gracias a la memoria, la imaginación, las historias y las palabras sobre todo en tiempos oscuros e inciertos.
Independencia, octubre de 2021
Año del Bicentenario de la Independencia y segundo año de la pandemia https://www.youtube.com/watch?v=IG_y4pD-4Bs

Palabras que Reservo para las Tinieblas de Zoila Capristán. Palabras que Reservo para las Tinieblas, de Zoila Capristán.El hallazgo del sentido poético de la vida.Autor: David Antonio Abanto Aragón

28/07/2021

Hoy 28 de julio del 2021, Bicentenario del Perú, acabo de recibir de la imprenta mi libro Palabras que Reservo para las Tinieblas.
Un libro que he gestado después de publicar Bajo Cero y que me ha llevado al limite de la cordura.
Palabras que Reservo para las Tinieblas, es un libro que igual que el primero viajará por el universo, larga vida y buen viaje en tu barquito de papel.

"Este libro, que nos recuerda a Spoon river de Edgar Lee Masters y a Pedro Páramo de Juan Rulfo, es la magistral voz personal de una poeta que hace de la poesía ese lazo fundacional de una nueva estirpe, aquel que nos une, aquel que cura y que vuelve la herida en esperanza".

Miguel Ildefonso
12 de Marzo de 2021
Calle NN

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"PALABRAS QUE RESERVO PARA LAS TINIEBLAS, el nuevo poemario de Zoila Capristán, es muy posible que a futuro provoque no pocos estudios en el ámbito literario nacional. Porque este es un libro que atenta a la poesía. La bombardea, la quiebra, la desmenuza y la hace leña y polvo de mu**to; no para dejarla en despojo, sino para reformularla con nuevos criterios, revitalizarla aplicando en sus fundamentos, nueva propuesta, un concepto de poesía desbordante, agresivo, inusual; para configurarse en nueva fórmula, en renovada arte poética.

Zoila Capristán con este poemario logra ubicarse en la fila de quienes, desde su escritura y arte, perduran en la literatura por sus reclamos ante las enormes injusticias, como Vallejo y José María Arguedas lo hicieron, con la belleza de su poesía y la fuerza de su prosa poética."
Cronwell Jara Jimenez.

11/10/2018

He decidido subir al internet el libro BAJO CERO para que todos puedan leer o imprimir de manera gratuita. El libro ya no me pertenece, de hoy en adelante pertenece a todos. La poesía es una mariposa donde se admira la belleza, se contempla el mundo y se deja volar.
He colgado el enlace PDF en la primera entrada del blog.
Un abrazo a todos.

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